martes, 22 de enero de 2013

¿Nos indignamos o esperamos otro poco? (IV parte)


Cuando hoy he leído en el periódico el titular “La Generalitat pagará 118 millones de deuda de los clubes de fútbol”, mi indignación, de por sí, ya bastante elevada, se ha incrementado unos cuantos enteros más. Pasemos este dinero a pesetas, porque es curioso que después de más de diez años conviviendo con el euro, las cifras astronómicas, lo son menos si son en euros. Se está hablando de ¡¡¡19.633.548.000 de pesetas!!!; esto ya es otra cosa, ¿no?

En su día la Generalitat Valenciana avaló a través de Instituto Valenciano de Finanzas los préstamos que el Valencia, el Hércules y el Elche iban solicitando a las entidades bancarias; y ahora que estos clubes han anunciado que no van a pagar, el aval se ejecutará. Esta misma Generalitat es a la que se le acumulan los impagos en las farmacias o en la ley de dependencia; la misma que ha llevado a cabo recortes masivos en sanidad o investigación; la misma que ha dejado sin luz y calefacción (por impago) a algunos centros educativos de la región.

Propongo que las PYMES valencianas en dificultades se planten ante la sede de la Generalitat y soliciten ser avaladas de la misma forma que lo fueron estos clubes. No olvidemos que estos son sociedades anónimas y, como tales, si no pueden asumir sus deudas, que se declaren en concurso de acreedores y cierren el chiringuito. ¡Ay, pero no!, que estamos hablando de fútbol, y en este país, que muchas veces parece de pandereta, el fútbol es sagrado.

¡Qué vergüenza!


miércoles, 9 de enero de 2013

¡Bienvenidos a la normalidad!


¡Se acabaron!, y más de uno añadirá: ¡por fin! Me pregunto a cuántas personas las fiestas navideñas les gustan. Pero gustar, de verdad. Que disfrutan de la aglomeración, de las compras desenfrenadas, de los miles de compromisos, de los empachos, de las resacas, de las luces, de los adornos navideños, de los atascos, ... En mi entorno, más o menos cercano, el comentario más extendido durante estos días ha sido: ¡estoy deseando que llegue el día 7! Y lo que es más, este comentario se repite año tras año. 

Por no hablar de los tradicionales propósitos de primeros de año que, normalmente, nunca llegan a cumplirse: dejar de fumar, ir al gimnasio, empezar la dieta (siempre después de Reyes, ¡no vaya a ser que nos quedemos sin probar el roscón!), apuntarse a clases de inglés, ordenar el trastero,…¿Y si probamos a que el primero de año puede ser cualquier día?¿Por qué siempre se espera al año que viene? ¿No es el tiempo estructurado en minutos, horas, días, semanas, meses, años,... una invención del hombre?¿Por qué no puede ser el 1 de Enero un 20 de Abril? 


¡Bienvenidos al 2013! ¡Bienvenidos a la normalidad!