Cuando hoy he leído en
el periódico el titular “La Generalitat pagará 118 millones de
deuda de los clubes de fútbol”, mi indignación, de por sí, ya
bastante elevada, se ha incrementado unos cuantos enteros más. Pasemos este
dinero a pesetas, porque es curioso que después de más de diez años
conviviendo con el euro, las cifras astronómicas, lo son menos si
son en euros. Se está hablando de ¡¡¡19.633.548.000 de
pesetas!!!; esto ya es otra cosa, ¿no?
En su día la Generalitat
Valenciana avaló a través de Instituto Valenciano de Finanzas los
préstamos que el Valencia, el Hércules y el Elche iban solicitando
a las entidades bancarias; y ahora que estos clubes han anunciado que
no van a pagar, el aval se ejecutará. Esta misma Generalitat es a la
que se le acumulan los impagos en las farmacias o en la ley de
dependencia; la misma que ha llevado a cabo recortes masivos en
sanidad o investigación; la misma que ha dejado sin luz y
calefacción (por impago) a algunos centros educativos de la región.
Propongo que las PYMES
valencianas en dificultades se planten ante la sede de la Generalitat
y soliciten ser avaladas de la misma forma que lo fueron estos
clubes. No olvidemos que estos son sociedades anónimas y, como
tales, si no pueden asumir sus deudas, que se declaren en concurso de
acreedores y cierren el chiringuito. ¡Ay, pero no!, que estamos
hablando de fútbol, y en este país, que muchas veces parece de
pandereta, el fútbol es sagrado.
¡Qué vergüenza!