martes, 24 de septiembre de 2013

De Calamaro a Dalí

Me encantan esas conversaciones en las que, sin pretenderlo, se van enlazando personajes, acontecimientos y conocimientos. De forma fluida, sin forzarlo, sale solo. Lo más seguro, es que ese fluir tenga alguna denominación, pero no he dado con ella, así que si alguien la conoce, agradecería que me la dijera.

S. me preguntó quién cantaba la versión original de “La distancia”, mientras escuchaba la adaptación de Andrés Calamaro en su disco “El cantante”. Pensamos un rato, pero no conseguíamos acordarnos. Hicimos lo más sensato en estos casos y en estos tiempos, recurrir a Internet. Roberto Carlos

El cantante brasileño me hizo recordar la música que se escuchaba en mi casa cuando tenía entre los diez y trece años, antes de que empezara a decidir por mi misma. Lo sé, ahora las cosas han cambiado y los niños deciden mucho antes, pero a finales de los años setenta principio de los ochenta eran otros tiempos y otras tecnologías. Recordé a Victor Jara, Atahualpa Yupanqui, María Dolores Pradera, Los Panchos, Mercedes Sosa (según escribo me viene el flash de ese concierto en el Parque de Atracciones de Madrid, que me he encargado de buscar en Internet, también; año 1983, es decir, yo tenía doce) o Nacha Guevara. Y sobre todo de esta última recuerdo el disco “Amor de ciudad grande”, su caratula, sus canciones. Me gusta mucho este disco.

- ¿No has escuchado “Yo te nombro libertad”?
- No.




A continuación, hemos pensado que esa letra tenía que ser un poema. Buscando encontramos referencias al francés Paul Eluard y su poema “Libertad”, que fue lanzado por los ingleses sobre el París ocupado por los nazis. En realidad, la canción fue escrita por Gian Franco Pagliaro que por una confusión, más o menos intencionada, se atribuyó al poeta (http://es.wikipedia.org/wiki/Gian_Franco_Pagliaro). 

Leyendo sobre Eluard, al que desconocíamos, descubrimos que estuvo casado con una tal Gala. Nos miramos.

- Pero...¿Gala? ¿Gala, la de Dalí?


Sí, Gala la de Dalí.


domingo, 8 de septiembre de 2013

Demasiado corazón

“Mantenía la cabeza fría y el corazón ardiente. Su cuello estaba estiradísimo por el esfuerzo” (Raúl Brasca)

¿Actuamos con la cabeza o lo hacemos con el corazón? A lo largo de nuestra vida tropezamos con este dilema una y otra vez. Llegar a la respuesta correcta, mejor dicho, a la que creemos que es la correcta, no es fácil. Ser racional o ser pasional. That´s the question.

Eso fue lo que pasó ayer por la noche. Se pensaba con el corazón; y no es malo hacerlo, a veces las vistas desde allí son increíbles, pero no esta vez. Había muchas esperanzas puestas en que Madrid fuera , a la tercera, ciudad olímpica. Una alegría en un océano de malas noticias. Pero seamos realistas; dada con la situación económica que atravesamos, la corrupción de toda índole, la clase política en tela de juicio, los casos de dopaje,...la tan traída y llevada “marca España” está más que deteriorada. Con esa mochila no ha podido ni el que tengamos el 80% de las infraestructuras construidas ni que seamos una gente divertida y acogedora ni la ilusión de miles de ciudadanos. Así pues, ¡felicitaciones a Tokyo!, mi preferida desde el principio, lo confieso. A ver si somos capaces de admitir la derrota, y no empezamos a lanzar improperios a diestro y siniestro; algo por cierto muy español también.

Espero que esos 1.500 millones de euros que ya no deberán ser empleados para el sueño olímpico se utilicen para llevar a cabo otros sueños de una sociedad ávida de soluciones a sus problemas cotidianos.


And now, have a relaxing beer anywhere. Mahou, of course!