viernes, 31 de mayo de 2013

Beatriz, solo quiere vivir

Me ha costado terminar de escribir este post. A cada rato paraba, resoplaba, juraba en hebreo; la indignación se incrementaba exponencialmente según el número de líneas aumentaba. 

Esta mañana, como todas la mañanas, he echado un vistazo a los titulares del periódico. Más o menos lo de siempre, hasta que me he dado de bruces con la noticia sobre Beatriz, una mujer salvadoreña de 22 años a la que se le impide interrumpir el embarazo. En El Salvador el aborto está prohibido, bajo cualquier circunstancia, con penas de hasta 50 años de cárcel a la mujer que lo lleve a cabo y 12 para los médicos que lo practiquen. 

Y es que el asunto clama al cielo (¡qué paradoja!). Beatriz padece lupus y una enfermedad renal, consecuencia de este, que pone en grave riesgo su vida de continuar con la gestación. Si además a esto añadimos que el hijo que espera, desgraciadamente, sufre una anencefalia (ausencia de parte del cerebro) y por lo tanto su supervivencia después del parto es casi nula, es entonces cuando...juras en hebreo. Continúas leyendo la noticia. La propia ministra de salud del país ha solicitado a la justicia que se le otorgue un permiso especial para poder abortar sin que ella ni los médicos que la atiendan sean castigados. ¿Quién pone las trabas entonces? Pues los de siempre, la Conferencia Episcopal salvadoreña ha manifestado que en ningún caso la interrupción del embarazo está justificada; y no conformes con esto han acusado a las organizaciones de mujeres y de derechos civiles (tales como la ONU o la Corte Iberoamericana de los Derechos Humanos) de utilizar la enfermedad de Beatriz para manipular al Gobierno y “empujar” a despenalizar el aborto en ciertos supuestos. Es surrealista que un conjunto de varones que se encuentran fuera de la sociedad, que viven anacrónicamente, sean los que constantemente nos quieran aleccionar sobre qué es lo correcto y cuál es el camino de la “salvación”. Para mí que ya han perdido ese camino si no ven con claridad que en este caso en concreto - no voy a decir nada de lo que piense u opine cada cual al amparo de sus creencias religiosas- estamos hablando de un trato cruel, inhumano y degradante; eso que ellos, supuestamente , tanto detestan.

Me gustaría saber que opinarían aquellos que forman parte de esa Conferencia Episcopal si Beatriz fuera su hermana, cuñada, prima, hija, nieta…ay!!! perdón, menudo lapsus, si no pueden tener hijas ni nietas, al menos legítimas o reconocidas. Eso sí, sobrinas y sobrinos, eso sí que tienen ...¡Qué hipocresía!...bueno, la de siempre.

¿Y en España, qué? Con la nueva ley que Gallardón quiere implantar empezaremos a ver, también, cosas como esta.


* Por favor, los que estéis en contra de esta barbaridad firmad en la web Amnistía Internacional, a ver si con la presión internacional se puede conseguir algo. El tiempo apremia  http://www.es.amnesty.org


jueves, 23 de mayo de 2013

Vetusta Lorca


En mi reciente faceta melómana y gracias a P., que siempre me surte de sus sabios consejos al respecto, he descubierto a Vetusta Morla. El año pasado no pude asistir al concierto que ofrecieron junto a la Orquesta Sinfónica de la Región de Murcia en el Teatro Price de Madrid. Con anterioridad habían realizado dos conciertos   benéficos con la misma orquesta cuya finalidad era la recaudación de fondos para contribuir a la reconstrucción  del Conservatorio Narciso Yepes de Lorca , destruido parcialmente como consecuencia del terremoto ocurrido hace dos años.

Desde que vi el concierto en Youtube me pareció genial la conjunción de dos estilos de música tan dispares. Hacía tiempo que me perseguía la idea de comprar el CD, imaginaba que “algo” tendrían que hacer con ese concierto, así que ayer (y no antes) me lancé a su búsqueda. Me sorprendí al descubrir que fue precisamente ayer, y no antes, cuando realizaron el lanzamiento en edición digital exclusivamente a través de iTunes. ¿Casualidad? La vida es tan curiosa, a veces. Ya lo decía Alphonse de Lamartine (escritor y poeta francés del periodo romántico): “La casualidad nos da casi siempre lo que nunca se nos hubiere ocurrido pedir”.

En esta época en que la descarga pirata prima, estaría muy bien que los fans, incluso los que no lo son tanto, lo adquiriesen legalmente (su precio audio + video, son 9.99€), puesto que todos los beneficios obtenidos por la venta se utilizarán en la compra de material para las aulas del conservatorio, cuando la reapertura sea efectiva. También se puede comprar, solo el audio, en la propia página del grupo aportando un donativo (mínimo 1€).

La coincidencia en el tiempo de la edición del álbum con el aniversario del terremoto no es fortuita. Se trata de una llamada de atención ya que gran parte de las familias damnificadas aún no han recibido las ayudas prometidas por la administración; y por cierto el conservatorio, aún habiéndose aprobado los fondos públicos para su reconstrucción, sigue pendiente de la confirmación del proyecto arquitectónico y la fecha de comienzo de las obras. No ocurre lo mismo con muchos de los edificios del Patrimonio Histórico de la ciudad, cuyo propietario en su gran mayoría es la iglesia católica o instituciones religiosas. ¿Casualidad?






sábado, 18 de mayo de 2013

No quiero ser cool


No voy a hablar de fútbol aunque sea lo que toque. Voy a hablar de Mike Jeffries, al que no tenía el gusto de conocer hasta hace tres horas. Este señor es el CEO (Director Ejecutivo de toda la vida de Dios, ¡qué manía con emplear anglicismos!, pero lo escribo así que seguro este señor tan cool me lo agradece y de paso yo también quedo estupendamente demostrando que sé cuales son los últimos palabros de moda) de Abercrombie &Ficth, marca de ropa pija donde las haya con precios acordes a ello. Pues bien, este buen hombre dijo en su día, con gran revuelo, que sólo contrataba en sus tiendas a dependientes guapos y delgados “porque la gente atractiva atrae a otra gente atractiva y queremos dirigirnos comercialmente a gente cool y atractiva. Solo queremos dirigirnos a esos”. En estos días la polémica vuelve a estar en auge después de que Robin Lewis, autor de un libro sobre la compañía, dijese que no fabrican ropa de mujer mayor que la L (talla 40) porque no quieren que su marca sea llevada por mujeres de talla grande.

Por supuesto que puede hacer con su empresa de su capa un sayo, que para eso es suya, pero voy a procurar no usar nunca una talla menor a la 42, no vaya a ser que me sobrevenga una locura transitoria y me de por comprarla; aunque tengo que confesar que no creo que eso ocurra jamás. Mi memoria no alcanza a recordar si alguna vez he llegado a utilizarla, tengo la impresión de haber pasado de la talla 14 de niñas a la 42/44 (incluso en algunas épocas de mi vida más) sin transición alguna.

Me sorprende que este señor diga cosas como “que no desea público 'feo' en sus tiendas” cuando a él se le prohibiría el paso con barricadas pues es la antítesis de Adonis. Y lo que es peor “prefiere quemar la ropa defectuosa antes que donarla a asociaciones de ayuda a desfavorecidos”. De todo esto lo único que puedo deducir es que tiene alguna clase de complejo severo que, por cierto, le ha impedido que su coeficiente intelectual vaya más allá de su preciado 40. Alguno dirá que no debe ser tan poco inteligente (es que me resulta feo llamarle tonto) si está donde está, pero por desgracia está más que demostrado que no siempre los grandes puestos los ocupan grandes talentos.

Aplaudo la campaña iniciada por Greg Karber (#FicthTheHomeless en Twitter) donde pide que se regale a los sin techo prendas de esta marca. Una pena no tener nada por casa, como he dicho no cumplo los estándares, pero animo a amig@s que sí la tienen a que lo hagan.


miércoles, 15 de mayo de 2013

Quiero una petaca !!!


No sé por qué nos sorprendemos de las cosas que ocurren. La sociedad se revuelve con las idas y venidas de sobres, imputaciones, “desimputaciones”, enchufismos varios… en definitiva, con las corruptelas de mayor o menor envergadura que asaltan los periódicos, emisoras de radio o programas de televisión todos los días. Pero cada vez más, los hechos me confirman que en este país nuestro somos así. Y me voy a explicar.



Sábado noche. Pub de Madrid. Un gin-tonic (más bien poco cargado)
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Domingo, 7 de la mañana. Ibuprofeno + agua
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                               Garrafón


¡Ocho euros de garrafón! Me indigné. Me indigné tanto que a mi edad, ¡quién me lo iba a decir!, he decidido comprarme una petaca. Para las contadas veces que me apetece disfrutar de una copa no estoy dispuesta a que me tomen el pelo y mucho menos a que jueguen con mi salud (os invito a que miréis lo que cuenta la wiki acerca del garrafón). Parece ser  que el propietario del local no tiene suficiente con sacar un beneficio de al menos el 100% a esa copa, quiere más, dándole igual a costa de qué. Así que, de momento y hasta que encuentre una que sea de mi agrado, soy amante fiel de Mahou (o similar). En mi búsqueda de información sobre el tema encontré esta web donde se indican los bares/pub/discos donde puedes encontrarte con el maligno.

Pero ésta solo es una de tantas. Lo peor, seguro, será descubrir a ese que sirve copas de alcohol adulterado diciendo: “¡Qué vergüenza, en qué país vivimos!”. Y no lo digo por decir, que hay a algunos a los que oigo quejarse que tienen alguna que otra cosa que callar. ¡Qué hipocresía!

Así pues: ¿De qué nos sorprendemos?  




Bebe con moderación. Es tu responsabilidad.