Damos vueltas y más
vueltas a las cosas. Es algo de lo que no podemos desprendernos.
Perdemos más tiempo del necesario en buscar una explicación
racional a hechos irracionales; en valorar si somos capaces de
perdonar un agravio; en cómo debemos actuar ante esa persona que
nos importa; en si deberíamos emprender ese
viaje;... Miles de preguntas que nos atenazan. ¿Deberíamos hacer?
¿Deberíamos decir? Es agotador.
Este es un fragmento de
un texto erróneamente atribuido a Jorge Luis Borges.
“[...] Correría más
riesgos, haría más viajes, contemplaría más atardeceres, subiría
más montañas, nadaría más ríos. Iría a más lugares donde nunca
he ido, comería más helado y menos habas, tendría más problemas
reales y menos imaginarios. [...]”
Está muy
bien darse un respiro y simplemente dejarse llevar. Pensando sí, pero sólo lo necesario. No más.

Pues ahora a aplicarlo!
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