Se me hace raro que llegando casi al año de existencia de este blog no haya hecho nunca mención explícita a Chema Madoz, siendo uno de mis fotógrafos favoritos. Aunque sí que en mi post sobre los castellers inserté una de sus fotografías.
Para los que no lo conozcan, Chema Madoz es un fotógrafo español Premio Nacional de Fotografía en el año 2000. Sus trabajos, siempre en blanco y negro, muestran de forma tan peculiar y rompedora un habilidoso juego de imaginación que difícilmente te deja indiferente. A veces la imagen es directa y te golpea; otras, en cambio, debes observarla con detenimiento para terminar preguntándote: ¿qué está queriendo decir? Y es curiosa la interpretación que damos cada uno; es más, es curiosa la interpretación que damos hoy y cuan diferente puede ser la que demos mañana.
La mayor parte de los objetos utilizados en su obra han sido manipulados artesanalmente por el propio artista, pero recientemente (hace un par de años) ha dado paso a técnicas de procesamiento digital en algunas imágenes, cosa que no afecta ni un ápice a su increíble talento, ya demostrado durante décadas; entre otras cosas porque las fotos de Chema Madoz se reconocen, en cuanto las ves sabes que son suyas. De igual forma que cuando ves una pintura de Dalí sabes que es de Dalí y no de otro, y esto es lo que define a un genio. Sobre este particular declaró ”hasta ahora las imágenes las manipulaba yo solo, pero en esta ocasión he necesitado echar mano de otros porque algunas imágenes se han resuelto con técnicas digitales. Es un trabajo que yo no podía hacer”.
La mayor parte de los objetos utilizados en su obra han sido manipulados artesanalmente por el propio artista, pero recientemente (hace un par de años) ha dado paso a técnicas de procesamiento digital en algunas imágenes, cosa que no afecta ni un ápice a su increíble talento, ya demostrado durante décadas; entre otras cosas porque las fotos de Chema Madoz se reconocen, en cuanto las ves sabes que son suyas. De igual forma que cuando ves una pintura de Dalí sabes que es de Dalí y no de otro, y esto es lo que define a un genio. Sobre este particular declaró ”hasta ahora las imágenes las manipulaba yo solo, pero en esta ocasión he necesitado echar mano de otros porque algunas imágenes se han resuelto con técnicas digitales. Es un trabajo que yo no podía hacer”.
Por desgracia, sus exposiciones son escasas, así que cuando las realiza, allá que me lanzo (si tengo posibilidad de ello). Ahora, y hasta el 28 de Julio, expone en La Pedrera. La convergencia de dos de los artistas que más admiro, Gaudí y Madoz, en el mismo espacio no hace más que empujarme, cada vez con más insistencia, a viajar a Barcelona.
Si tenéis la posibilidad de pasaros por allí, no os la perdáis.



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