El microrrelato es un género literario complicado, muy complicado. No debe tener ni una palabra de más ni una de menos, y además todas deben encajar a la perfección. Saber colocar la palabra exacta en el lugar exacto, esa que debe ser y no otra. La búsqueda de la palabra díscola y esquiva puede llevar días.
Hace unas semanas me descubrieron a Raúl Brasca en la presentación de su último libro “Las gemas del falsario”. Me gustaría compartir aquí uno de esos microrrelatos ("Hombre que piensa") en los que cada palabra ocupa su lugar, en el que nada sobra ni falta. Me parece simplemente genial. Espero que os guste.
"Pienso en las migraciones. La magnificencia de una enorme bandada que de golpe levanta vuelo para recorrer medio planeta, el intimidante abandonar la caverna de millones de murciélagos en busca de condiciones más benignas, la monumental traslación de las ballenas que cruzan el océano para reproducirse, la entereza de los grandes pueblos que atraviesan el desierto para alcanzar una ribera.
Pienso, más precisamente, en la multitudinaria compañía que vence a la soledad: en el ruido de muchas alas, en la felicidad de abrigarse unos a otros, en la alegría de ir todos en la misma dirección.
Porque quiero poder siempre seguir a la manada, no ser nunca un ave vieja que sucumbirá al invierno, ni un murciélago al sol que desespera, ni una ballena en la playa mientras el agua se aleja, ni un hombre triste que ha perdido el paso y mira impotente cómo se le va el mundo."

tienes razòn buen relato. Ezra Pond poeta tuvo la osadía de intentar construir una novela en un solo verso. No pudo pero nos dejó esa idea leve para q lo intentaramos aun mas breve. Saludos.
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