He visto las estrellas que la luz cegadora no deja ver.
He sentido la triste felicidad, y la feliz tristeza.
Me he dormido con la sonrisa, con la mirada
de un crío en la retina, por el simple y trivial gesto
de acercar mi mano y unirla a la suya.
He compartido la ilusión de la gente por mostrar
una cultura tan diferente a la nuestra, tan de verdad,
que deberían ser la misma.
He visto la felicidad reflejada en nuestros rostros,
en el tuyo.
He visto tu luz, y me he imaginado lo que podría ser

Precioso, sin más.
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