En 1995 TVE emitió un escalofriante
documental sobre el estado en el que vivían cientos de niñas chinas
en un orfanato. Ese documental, en su momento, causó un gran impacto
en la sociedad y esto fue lo que escribí en su día.
“Ahí
están, delante de mis ojos, en la pequeña pantalla del televisor.
No han sido más que escasos cuarenta y cinco minutos de emisión, y
he estado a punto de apagar el televisor un par de veces. Pero ¿no
es eso lo que hace el Gobierno chino con respecto a este asunto? ¿no
apagan el televisor ellos también? Ese simple movimiento de mano
apretando un interruptor nos hace cómplices de su crimen. Hay que
ver, hay que abrir los ojos muy bien ante hechos de este calibre, hay
que dejar que las imágenes recorran tu mente y que se queden
grabadas en tu memoria.
La mirada de aquellos niños nos
están pidiendo ayuda desde un país que quizás nos quede demasiado
lejos para saber ni siquiera en que lugar del mapa se encuentra. Esos
ojos sin vida, delatan lo que seguramente ocurrirá en un plazo de
tiempo extremadamente corto. La "sin vida" de los ojos irá
contagiando a otras partes del cuerpo, llegando al corazón,
dejándole sin su sístole y diástole para siempre.
Estamos en las puertas del siglo
XXI donde los avances tecnológicos van a permitir logros que se
hacían impensables en tiempos anteriores, donde el hombre es capaz
de ir a la Luna, donde enfermedades que antes causaban la muerte son
ahora erradicadas de un plumazo; pero también donde la simple
presión de un par de botones pueden mandar a hacer puñetas nuestro
bonito mundo, donde millones de personas mueren todos los días ya
sea por hambre, enfermedad, guerra o desidia gubernamental.
Caminamos hacía un siglo XXI donde la humanidad es cada vez más
deshumanizada, y eso nos debería hacer sentir, al menos, vergüenza
a los más afortunados.
Pedimos cada vez más violencia en las salas de cine, violencia gratuita; también son más solicitados los programas de sucesos donde los desgraciados protagonistas forman parte de una simple lista, junto con otros nombres de otras simples listas. Señores, abran bien los ojos, porque el programa del otro día también fue violencia, pero esa nos resulta incómoda. Vemos reflejada la cara de la muerte en esos pequeños, y eso ya no nos apetece verlo porque sabemos que es real. En esa escena no hay director que diga "corten", ni niños que hagan de dobles. Esos niños son reales, esas miserables vidas son reales; desgraciadamente sí existe director pero la historia se le ha ido de tal manera de las manos que se ha olvidado hasta de pronunciar el deseado "corten".
Me temo que dentro de unos meses cuando alguien nos pregunte casualmente por el programa de las niñas chinas, una gran mayoría lo habrá olvidado o tendrá, si acaso, un vago recuerdo. Tendrán suerte, al menos tendrán la capacidad de olvidar y eso significará que siguen vivos, pero ellas no recordarán porque simplemente habrán muerto.”
Han pasado ya 17 años desde
aquello, pero la situación parece no haber cambiado mucho a tenor de
las imágenes que pudimos ver hace bien poco, en octubre del año
pasado, donde una niña es atropellada en plena calle sin que nadie
la socorra. Pasaron a su lado hasta 18 personas hasta que alguien se
dignó a prestarla ayuda, demasiado tarde por desgracia.
Y estos días, por lo visto, el mundo
anda revolucionado porque parece ser que el crecimiento económico de China no es el
esperado...y eso, eso sí que preocupa.

Muy buen artículo Cristina.
ResponderEliminarTio Rob