lunes, 16 de julio de 2012

China y su crecimiento


 En 1995 TVE emitió un escalofriante documental sobre el estado en el que vivían cientos de niñas chinas en un orfanato. Ese documental, en su momento, causó un gran impacto en la sociedad y esto fue lo que escribí en su día.

Ahí están, delante de mis ojos, en la pequeña pantalla del televisor. No han sido más que escasos cuarenta y cinco minutos de emisión, y he estado a punto de apagar el televisor un par de veces. Pero ¿no es eso lo que hace el Gobierno chino con respecto a este asunto? ¿no apagan el televisor ellos también? Ese simple movimiento de mano apretando un interruptor nos hace cómplices de su crimen. Hay que ver, hay que abrir los ojos muy bien ante hechos de este calibre, hay que dejar que las imágenes recorran tu mente y que se queden grabadas en tu memoria.

La mirada de aquellos niños nos están pidiendo ayuda desde un país que quizás nos quede demasiado lejos para saber ni siquiera en que lugar del mapa se encuentra. Esos ojos sin vida, delatan lo que seguramente ocurrirá en un plazo de tiempo extremadamente corto. La "sin vida" de los ojos irá contagiando a otras partes del cuerpo, llegando al corazón, dejándole sin su sístole y diástole para siempre.

Estamos en las puertas del siglo XXI donde los avances tecnológicos van a permitir logros que se hacían impensables en tiempos anteriores, donde el hombre es capaz de ir a la Luna, donde enfermedades que antes causaban la muerte son ahora erradicadas de un plumazo; pero también donde la simple presión de un par de botones pueden mandar a hacer puñetas nuestro bonito mundo, donde millones de personas mueren todos los días ya sea por hambre, enfermedad, guerra o desidia gubernamental. Caminamos hacía un siglo XXI donde la humanidad es cada vez más deshumanizada, y eso nos debería hacer sentir, al menos, vergüenza a los más afortunados.

Pedimos cada vez más violencia en las salas de cine, violencia gratuita; también son más solicitados los programas de sucesos donde los desgraciados protagonistas forman parte de una simple lista, junto con otros nombres de otras simples listas. Señores, abran bien los ojos, porque el programa del otro día también fue violencia, pero esa nos resulta incómoda. Vemos reflejada la cara de la muerte en esos pequeños, y eso ya no nos apetece verlo porque sabemos que es real. En esa escena no hay director que diga "corten", ni niños que hagan de dobles. Esos niños son reales, esas miserables vidas son reales; desgraciadamente sí existe director pero la historia se le ha ido de tal manera de las manos que se ha olvidado hasta de pronunciar el deseado "corten".

Me temo que dentro de unos meses cuando alguien nos pregunte casualmente por el programa de las niñas chinas, una gran mayoría lo habrá olvidado o tendrá, si acaso, un vago recuerdo. Tendrán suerte, al menos tendrán la capacidad de olvidar y eso significará que siguen vivos, pero ellas no recordarán porque simplemente habrán muerto.”



Han pasado ya 17 años desde aquello, pero la situación parece no haber cambiado mucho a tenor de las imágenes que pudimos ver hace bien poco, en octubre del año pasado, donde una niña es atropellada en plena calle sin que nadie la socorra. Pasaron a su lado hasta 18 personas hasta que alguien se dignó a prestarla ayuda, demasiado tarde por desgracia.

Y estos días, por lo visto, el mundo anda revolucionado porque parece ser que el crecimiento económico de China no es el esperado...y eso, eso sí que preocupa.


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