Últimamente cuando cojo
el metro para volver a casa, después de trabajar, coincido con un
chico joven, más que yo, con el tobillo izquierdo y el brazo derecho
vendado y que camina ayudado por una muleta. Los ojos perdidos,
mirando al infinito, paseando por el vagón de un lado a otro y
repitiendo una letanía entre incomprensible e inaudible. La repite
constantemente, todos los días lo mismo, como las antiguas
plañideras que lloraban porque era su oficio, él repite su discurso
porque se ha convertido en su oficio.
En las grandes ciudades
estamos acostumbrados a ver estas escenas muy frecuentemente, y también
la mayoría de las veces no hacemos ni caso. Seguimos a lo nuestro,
ya sea escuchando música, leyendo un libro, el periódico o
simplemente mirando a las musarañas. Muchas veces me pregunto cómo esa persona ha podido llegar a esa
situación límite, porque desde luego que por gusto no es, me cuesta
creer que lo sea. Me gustaría saber cuales han sido los
acontecimientos que han acaecido en su vida para encontrarse allí en esas circunstancias, en la indigencia.
Ni que decir tiene que
muchos de ellos, hasta un 40%, son enfermos mentales que no están
siendo tratados en condiciones y que no cuentan con las ayudas
sociales necesarias, y con la crisis actual mucho menos. Por
supuesto, que también los hay profesionales, es decir, los
que se dedican a pedir porque sacan un dinero sin demasiado esfuerzo,
que les permite vivir el día a día; pero sinceramente, no creo que
sea un porcentaje muy alto. Así que ¿qué pasa con el 50%, pongamos, restante? ¿cuáles son sus problemas? ¿cómo han llegado a ese
extremo? Según reportajes o documentales que se han emitido en
televisión o publicado en periódicos, hay personas que duermen en
la calle hoy, para los que, hace menos de un año, esa situación era
impensable.
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| Viñeta de "El Roto" |

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